Los Estudios Familiares: vigentes o en desuso?
Por Jaime Fernández Madero
Fernandez Madero Consulting

El estudio jurídico familiar ha sido el modelo más común durante muchas décadas en nuestro mercado legal, y en Latinoamérica en general, y sigue siendo el más usado para estudios de tamaño pequeño. En esencia lo que distingue a los estudios familiares es que sus miembros han sido elegidos sobre todo por el vínculo de familia con los socios fundadores o alguna relación de amistad donde la confianza personal sea el elemento sobresaliente por sobre aspectos exclusivamente profesionales.

 

Estas firmas generalmente dependieron de uno o más socios fundadores destacados, que eran capaces de conseguir los clientes y con ello daban trabajo a los demás abogados que trabajaban allí. A veces surgía algún sucesor con características parecidas, pero no era indispensable. El resultado en muchos casos ha sido que esas firmas duraron del tiempo que sus mismos fundadores tuvieron la capacidad de mantenerse activos y exitosos. Son modelos muy personalizados, donde los socios principales manejan y deciden todo, con escasa participación de los demás.

 

Este modelo funcionó bien en un mercado escasamente competitivo, donde los clientes se basaban en relaciones personales de amistad y confianza con su abogado, y raramente cambiaban de estudio jurídico. Era un “mercado de oferta” controlado por los proveedores, o sea los abogados.

 

Es importante recalcar que la “empresa familiar” es un modelo que ha sido usado -y lo sigue siendo- en muchos ámbitos del mundo económico con mucho éxito. Algunos análisis incluso indican que la empresa familiar puede ser más exitosa que la más habitual que cotiza en bolsa, por estar aquellas más orientadas al largo plazo y realizar inversiones sin esperar una ganancia inmediata. Pero para ver si el modelo familiar es funcional para una industria u otra, es necesario entender las características propias de cada una. Veamos entonces algunos aspectos centrales de la profesión legal en la actualidad, para luego hacer un análisis de la firma familiar.

 

La industrial legal: condiciones estructurales y estratégicas

 

Los servicios profesionales, dentro de los cuales se encuentran los abogados presentan algunos desafíos estructurales propios para poder funcionar como organizaciones. Ellos son:

 

  • Conocimiento intangible. Al ser empresas de conocimiento intensivo, las firmas de abogados dependen de la existencia y uso del conocimiento profesional de sus miembros. La expresión “en las firmas de profesionales su capital se va por el elevador todas las noches y no sabemos si volverá al día siguiente” es plenamente real -y asustante-. En tanto el capital reside en las personas, va cambiando a medida que cambian o evolucionan esas personas. No hay activos físicos, financieros, legales o de marca más importante que ese activo intangible.
  • Conocimiento ambiguo y opaco. En tanto el conocimiento profesional es siempre la aplicación de un conocimiento general existente en códigos y leyes, a situaciones específicas de los clientes, su calidad es difícil de estimar y medir. Puede haber -y generalmente la hay- más de una opinión sobre la calidad de un trabajo jurídico. Esa ambigüedad -la existencia de más de una explicación plausible para una misma realidad- y opacidad -falta de claridad sobre su contenido- hace arduo muchas veces acordar con clientes y colegas sobre una serie de cuestiones atinentes al funcionamiento del servicio y práctica legal.
  • Funcionamiento celular y fragmentado. Los profesionales son -y desean ser- autónomos. Trabajan con sus clientes y dentro de sus especialidades. Ello produce sub-mundos o células dentro de los estudios que operan con autonomía técnica y operativa. La fragmentación natural que trae la práctica legal puede ser una fuente de complicaciones cuando las firmas intentan ordenarse.
  • El gran ausente: la confianza. La formación profesional del abogado, que lo impulsa a ser escéptico y controversial para defender los intereses de sus clientes, lo lleva a actuar con dificultad dentro del ámbito de la organización, donde la confianza es clave para un funcionamiento eficiente. David Maister (gran académico y profesor de Harvard en el ámbito de los servicios profesionales) sostiene que, a diferencia de otras firmas de servicios profesionales, las firmas de abogados son estructuralmente “entornos de baja confianza”.
  • Difícil balance entre intereses individuales y colectivos.  En función de las condiciones anteriores, es especialmente difícil en firmas legales combinar o balancear los intereses individuales con los colectivos, y en general salen ganando los primeros.
  • Además de estas cuestiones estructurales, que existen siempre con motivo de la naturaleza del servicio legal y el abogado, existen otras estratégicas que han venido a cambiar las condiciones de competitividad de los mercados en el mundo (aunque aún parcialmente en nuestra región). Veamos.

     

  • Mayor sofisticación de los clientes y del servicio legal. En los últimos 20 años tanto los clientes como el servicio legal se ha ido sofisticando y complejizando. Los clientes entienden mejor lo que esperan de sus abogados y cuánto quieren pagar por ello. La tecnología da acceso a la información de una forma que antes no existía, y los clientes saben antes que sus abogados sobre modificaciones sustanciales a sus marcos legales. Este control creciente de los clientes sobre la relación profesional, con más una mayor libertad para elegir y cambiar de abogado, tiene un impacto muy relevante sobre la competitividad del mercado.
  • Talento: las nuevas generaciones.  Los jóvenes abogados cada vez están menos dispuestos a aceptar largas carreras profesionales para llegar a socio, o adaptarse a la estructura profesional de pasar largas horas en la oficina. La libertad y la flexibilidad, orientada a conseguir resultados y un ambiente profesional estimulante, son valores esenciales que ya están cambiando la forma de trabajo en la industria legal.
  • Tecnología y digitalización. El avance descomunal de la tecnología en todos los ámbitos comerciales y económicos también está produciendo una alteración esencial en el significado del conocimiento y la especialización del ámbito jurídico. Saber adaptarse a ese proceso también será central para el funcionamiento futuro en el mercado.
  • El estudio familiar frente a los desafíos estructurales y estratégicos. La “tormenta perfecta”.

     

    La convergencia de los factores estructurales y estratégicos producen una suerte de “tormenta perfecta” para los abogados, poco proclives a adaptarse a circunstancias donde pierden o limitan su autonomía o control.

     

    La firma familiar ha tenido siempre, como un elemento distintivo, su gran flexibilidad e informalidad en forma de funcionar. El talento de sus socios principales ha sido quien define el éxito o fracaso de su gestión. El aspecto familiar tiende a compensar la cuestión de falta de confianza, pero a costa muchas veces del impacto sobre la calidad profesional. Abogados talentosos pero fuera del círculo familiar pueden no tener lugar en el proyecto. Ello ahuyentará a los mejores. De nuevo, en un mercado poco exigente, ese lujo podía darse, pero es cada vez más difícil.

     

    Y tampoco es que las cuestiones dentro de las familias siempre se solucionan fácilmente. Los socios mayores, muchas veces fundadores, no están dispuestos a soltar o cambiar las condiciones del manejo de las firmas. Cuando los familiares más jóvenes son talentosos, también resienten de esa situación, y muchas veces terminan partiendo para costas más atractivas donde tienen más futuro. Nuevamente los socios principales terminan quedando con los familiares menos capaces, con los efectos negativos para el estudio, los clientes y ellos mismos.

     

    Sólo en prácticas legales muy específicas y normalmente alejadas del mundo empresario, este modelo tradicional sigue funcionando. Pero aquellos estudios que trabajan con empresas, ya sean grandes, medianas o pequeñas, sufrirán antes o después el impacto de la competencia por los clientes y el talento.

     

    ¿Qué medidas deberían tomar los socios de estudio que quieren enfrentar una transición del modelo familiar a uno más profesional e institucional?

     

  • Transición de liderazgo. Es vital que los socios principales (fundadores o no) dispongan de un sistema de sucesión en liderazgo y propiedad de la firma, que vaya acompañando la evolución natural del capital profesional y crecimiento de los abogados en la firma.
  • Carrera profesional. Los anterior debe complementarse con una carrera profesional para los abogados (y también socios) que de un camino de certeza y claridad sobre cómo evolucionará la firma y sus miembros.
  • Visión y estrategia básica. Los abogados -y menos en firmas pequeñas- no necesitan una estrategia sumamente compleja y detallada, pero sí necesitan una cierta idea de hacia dónde quieren ir y que lugar en el mercado quieren ocupar. La creciente competencia requiere de consistencia y ahorro de energía en trabajo, actividades o iniciativas poco productivas. Sólo la claridad de una visión y estrategia básica puede dar esa base.
  • Compensación. También debe haber claridad y cierta generosidad en materia de compensación, para socios y abogados. Los incentivos deben de estar alineados con los objetivos que se planteen para el estudio.
  • Gobierno y toma de decisiones. La otra cara de la moneda de la compensación es un mayor orden y apertura en el manejo del estudio. Las estructuras autocráticas tienden a desgastar a los profesionales en el tiempo, aunque pueden justificarse al principio. El servicio profesional tiende a ser horizontal por su autonomía y fragmentación natural. No es conveniente forzar demasiado esa tendencia.
  • Conclusiones

     

    Las firmas familiares están en un proceso inevitable de reducción de influencia en los mercados más modernos. Sus fundamentos basados en vínculos familiares más que profesionales tiene el inconveniente de dificultar la adaptación a sistemas más eficientes y competitivos.

     

    Los líderes de firmas familiares con éxito deben entender que el cambio será necesario, a menos que su mercado esté más protegido y los cambios referidos no vayan a afectarlos en el futuro previsible. Sin embargo, en este mundo en cambio permanente, es difícil asegurar que lo que hoy damos por seguro no cambiará en un futuro no tan lejano. Lo más atinado, incluyendo en beneficio de las generaciones futuras que el modelo familiar pretende proteger, es comenzar el cambio a modelos más profesionales y eficientes.

     

     

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